La evolución de las Tablas de Esquí

Si el ser humano encontrara algún día al Yeti y se resolviera por fin el misterio del abominable hombre de las nieves, quizás podría preguntarle sobre muchas cosas de ahí arriba en las montañas, y por qué no, que nos diera algunos trucos sobre cómo vivir en la nieve y desplazarse sobre ella.

El ser humano ha intentado precisamente eso durante mucho tiempo, convivir en la nieve, con más o menos éxito. Del alpinismo al esquí, del esquí al snowboard, y del snowboard a quién sabe qué será lo próximo.

Sin embargo, mientras vemos si eso sucede y nos presenta sus credenciales el Yeti, lo que sí podemos hacer es admirar la increíble evolución de las tablas de esquí que han acompañado a tantos y tantas esquiadores profesionales y aficionados.


Las Primeras Tablas

Desde que los primeros pobladores chinos y los samis rusos crearon las primeras tablas para desplazarse por la nieve recubiertas de piel de animal allá por el 6000 antes de Cristo, la tabla de esquí no ha parado de evolucionar. Por ejemplo, el primer antecedente real data de más o menos el año 1000 a.C., cuando los habitantes de Groelandia crearon unas tablas de menos de un metro para poder desplazarse por la nieve e ir, por ejemplo, a cazar animales. La punta entonces ya era curva para ir abriendo camino al deslizarse.


Esquís Antiguos

Pero los que de verdad patentaron las tablas de esquí tal y como hoy se conoce fueron los noruegos y los americanos en el siglo XIX. Los primeros los comenzaron a usar para hacer deporte en los Alpes, mientras que el caso de los norteamericanos, fueron utilizados por los mineros para poder acceder a cumbres para trabajar.

Sin embargo, la verdadera evolución de los esquís fue en el siglo XX, con la consolidación también del esquí como deporte de alta montaña. Comenzaron a fabricarse más estrechos de lo habitual, contrario de lo que se pensaba, y a hacerse con madera de abedul, con la punta más fina y delgada, para surcar mejor la nieve.

Del abedul, a los pocos años, comenzaron a fabricarse con madera de abeto, para luego hacerse también en madera de tilo, maderas que eran más suaves que las de otros árboles. Sin embargo, estas primeras tablas de esquís se laminaban tras dos o tres usos.


Nuevos Materiales

En los años 20, los franceses tomaron la delantera y comenzaron a introducir metal, como aluminio, en el borde de las tablas de esquí, lo que dio paso a que los años siguientes, se empezaran a fabricar con una base más suaves para deslizarse, y una parte de arriba más fuerte. Y también introdujeron los palos de esquí para mejorar el equilibrio. En los años 50 se empezó a introducir tablas de plástico y aluminio, dejando la madera para el interior de la tabla, o incluso sin madera.


Industria y Tecnología en el esquí

Sin embargo, en los años 70, y con la industria cada vez más creciente gracias en parte a la mejora en el acceso de los medios de transporte, la industria de las tablas de esquí comenzó un resurgimiento y las tablas comenzaros a manufacturarse en masa. Canadá tomó ventaja, y la espuma ganó protagonismo a otros materiales paulatinamente, como la madera.

En los años 80, la tecnología llegó a las tablas de esquí, y se comenzó a aprovechar las vibraciones de las mismas para mejorar el deslice por la nieve. En los 90 llegaron los esquí parabólicos, es decir, lo que tenían la parte de delante en forma de parabólica primero, y luego con diferentes formas a lo largo de esquí, tanto en la parte de delante, como en la trasera, en función de para qué fuera el esquí: carrera, paseo, etc.


Las Tablas del Siglo XXI

Con en la entrada del siglo XXI, parecía que ya estaba todo inventado, pero en 2007 se introdujo una nueva tabla de esquí, con la punta y la cola doblada para ejercer un efecto de balancín y que se mantenga fuera de la nieve, sobre todo para mejorar el esquí en pistas con nieve en polvo.

Desde 2010, se ha impuesto en la fabricación del esquí, como en otros tantos materiales para la nieve, la fibra de carbono, aunque algunos todavía guardan una base de madera. Deberemos esperar a ver si realmente aparece el Yeti para preguntarle si vamos en el buen camino.